Las fases del concurso de acreedores


Las fases del concurso de acreedores

El concurso de acreedores se divide en cinco fases. Sin embargo no tienen por qué concurrir todas.

Cada concurso sigue unos cauces particulares, y mientras en unos casos se puede evitar mediante un plan de reestructuración (un instrumento preconcursal dirigido a empresas con dificultades financieras, que favorece tomar medidas en un estadio más temprano) en otros será necesaria la liquidación de la sociedad.

Estas fases son:

  1. Plan de reestructuración.
  2. Actos previos.
  3. Fase común.
  4. Fase de resolución.
  5. Calificación del concurso.

Plan de reestructuración

Desde que el empresario se encuentre en probabilidad de insolvencia, insolvencia inminente o insolvencia actual, puede comunicar el inicio de negociaciones para alcanzar un plan de reestructuración en el plazo de tres meses.

Podrá ser prorrogable por otros tres meses más cuando lo soliciten o aprueben los acreedores que representen más del 50% del pasivo afectado por el posible plan de reestructuración.

Si durante el plazo de negociaciones el deudor solicita voluntariamente el concurso, el juez podrá suspender la solicitud si determinan la viabilidad de alcanzar un plan de reestructuración en el corto plazo, bien el experto en reestructuraciones o los acreedores que representen más del 50% del pasivo afectado.

Para asistir en las negociaciones y en la elaboración del plan de reestructuración, existe la figura del experto en reestructuraciones, que además es el encargado de elaborar el informe sobre el valor en funcionamiento de la empresa cuando el plan no lo aprueban todas las clases de acreedores o los socios, en caso de ser necesario. Este experto en ningún caso interviene o supervisa los poderes de administración y disposición patrimonial del deudor.

El contenido de los planes de reestructuración no solo afectan al pasivo, sino también al activo y a los fondos propios, incluida la venta de activos o de unidades productivas o de la totalidad de la empresa en funcionamiento (los planes liquidativos).

Además, sus efectos podrán extenderse a los acreedores disidentes titulares de créditos financieros y de cualquier naturaleza (como el pasivo comercial o incluso los socios), con la única excepción de los créditos laborales, los alimenticios y los extracontractuales y los créditos de derecho público hasta un límite.

Para la aprobación del plan de reestructuración, los acreedores deben agruparse antes por clases según criterios objetivos y suficientemente justificados (por ejemplo, la igualdad de rangos crediticios). El plan se considerará aprobado por cada clase de créditos cuando lo aprueben más de dos terceras partes del importe del pasivo correspondiente a cada clase, salvo para la clase de los créditos con garantía real, donde deben aprobarlo tres cuartos del pasivo.

Aunque no haya sido aprobado por todas las clases de acreedores, la ley permite la homologación del plan de reestructuración, con la que se compromete a los acreedores disidentes dentro de una clase que haya votado a favor («arrastre intra clase»), y a clases enteras de acreedores disidentes («arrastre inter clase»). Es posible arrastrar al deudor persona jurídica y a los socios disidentes siempre y cuando la sociedad se encuentre en situación de insolvencia actual o inminente.

Actos previos

Incluyen la solicitud de iniciación del concurso, la documentación de las circunstancias y los primeros pasos procesales. En esta fase, el deudor puede presentar junto a la solicitud el «pre-pack», que es una propuesta escrita vinculante de acreedor o tercero para la adquisición de una o varias unidades productivas.

También pueden solicitarse medidas cautelares y conduce al auto de admisión a trámite, que abre la fase común.