Usos del suelo rústico
Más allá de las particularidades de las Comunidades Autónomas, el suelo rústico está destinado básicamente a actividades agropecuarias. De hecho, según la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario, el suelo rústico deberá ser utilizado en la forma que mejor corresponda a su naturaleza.
Además, en cumplimiento de la función social de la propiedad de fincas rústicas, el titular está obligado a:
- Explotar la finca con los criterios técnicos y económicos más apropiados a su destino, atendiendo en todo caso al interés general.
- Efectuar en su aprovechamiento las transformaciones y mejoras necesarias, siempre que las inversiones sean rentables tanto desde el punto de vista económico como social.
- Garantizar condiciones de trabajo adecuadas y dignas, efectuando las inversiones necesarias de carácter social.
Dentro de las actividades posibles se encuentran:
- Cultivos. Plantación de todo tipo de cultivos. Además, puede explotarse la agricultura extensiva en secano o regadío, horticultura, cultivos especiales bajo invernadero, floricultura.
- Uso forestal. Plantación de árboles para producción de madera.
- Uso ganadero. Cría de animales de granja, cerdos, aves, ovinos, caprinos, bovinos.
- Construcciones permitidas. Son las vinculadas a la explotación agrícola o ganadera. Deben cumplir con lo establecido en el artículo 20 de la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana en lo que hace a la adaptación al paisaje.
Más allá de esto habrá que consultar la legislación autonómica, ya que pueden estar permitidos usos como turismo, agroturismo o recreación entre otros.